Para avanzar en el camino emprendido hay que lidiar tanto con los deseos como con la realidad: “Tras aquellos años duros pero de gran experiencia volví a Bilbao, ya casada y con una hija. Desde entonces he dedicado toda mi vida profesional a la especialidad de Hematología y Oncología pediátricas en el ahora llamado Hospital Universitario de Cruces”. Navajas ha tenido tiempo también para la docencia: “He impartido Pediatría en la Universidad del País Vasco como profesora titular”.

La vocación facilita el camino, pero no siempre conduce a la meta deseada de inicio: “No me imaginaba mi vida profesional exactamente como finalmente ha sido, pero creo que sí he cumplido el poder compaginar la vida profesional y familiar como una mujer de mi tiempo”. Esto no quiere decir que no se cumplan las expectativas; todo lo contrario: “He logrado avanzar y mantener mis inquietudes de mejora de la profesión, incluyendo el campo de la investigación aplicada a la clínica, participando en proyectos a nivel nacional e internacional”.

Pero siempre hay espacio para más, sobre todo cuando el trabajo está bien hecho: “También he asumido otras capacidades, al ocupar la presidencia de la Sociedad Vasco-Navarra de Pediatría y la presidencia de la Sociedad de Hematología y Oncología pediátricas a nivel nacional”.

“Los mejores momentos, cuando curas a un niño con cáncer; los peores, cuando lo pierdes”

Avanzar y cumplir retos y objetivos no está exento de echar la vista atrás. Navajas no duda cuando tiene que responder sobre sus momentos más dulces a lo largo de tantos años de trabajo: “Sin duda, cada vez que conseguía curar a un niño con cáncer. Lo bueno me ha ayudado incluso a minimizar y superar problemas personales”. La otra cara de la moneda es inevitable: “Los momentos más amargos han llegado cuando perdía a alguno de esos niños. Quedan sensaciones de pérdida, de cariño y soledad”. Tener una larga y próspera trayectoria permite observar el mundo desde fuera, valorando el entorno pero también la impresión generada en los demás: “Me gustaría que, profesionalmente, me recordaran con cariño y respeto. Creo haberlo conseguido viendo los testimonios que todavía recibo”.

Navajas tiene claro su diagnóstico de la Medicina y la sanidad españolas: “Creo que el potencial humano es excelente, pero faltan herramientas para mejorar sobre todo recursos en investigación. Se están perdiendo valores en humanización de la asistencia médica por la presión, la informatización hasta el punto de no mirar al enfermo y sí a la pantalla y la falta de tiempo. Falta educación y no sólo en salud”.

Con este panorama, toca allanar el camino para quien está por venir. Los consejos siempre son bienvenidos: “A las nuevas generaciones les diría que intenten hacer lo que les motive más; contribuir a mejorar la salud gratifica más que toda la economía que puedas conseguir”.

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