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La investigación se consolida en el hospital
La investigación en el hospital, una fuente constante de noticias en Diario Médico, se ha consolidado en los últimos años con los Institutos de Investigación Sanitaria que acredita el Instituto Carlos III. Aquí se recogen algunas líneas de trabajo de toda esa prolífica labor en el panorama nacional, si bien muchas otras seguirán protagonizando nuestras informaciones.
Cerrando el cerco contra las neoplasias linfoides
Karla Islas
El Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), acreditado por el Instituto de Salud Carlos III de Madrid desde el 25 de febrero de 2009, es el centro que más financiación recibe en España. Entre sus principales líneas de investigación destaca el estudio de las neoplasias linfoides, que dirige Elías Campo, jefe del Grupo de Patología molecular de neoplasias linfoides y, desde hace unas semanas, director general del Idibaps en sustitución del endocrinólogo Ramon Gomis.
Este grupo de investigación ha destacado por su implicación en el Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer, en el que participaron con la secuenciación del genoma de la Leucemia Linfática Crónica (LLC). Este proyecto, que duró más de 8 años, estudió la información genética de más de 500 pacientes e identificó el perfil “de la práctica totalidad de las mutaciones que parece que pueden estar implicadas en el origen de esta enfermedad, así como en su diversidad”, en palabras de Campo.
Este científico ha comentado a Diario Médico que este proyecto cambió la visión que se tenía de esta enfermedad. “Antes se conocían sólo un par o tres genes mutados y ahora tenemos identificados más de 50 genes, además de algunas alteraciones cromosómicas nuevas”. Estos investigadores describieron tres subtipos epigenéticos de la enfermedad, además de que han evaluado el valor pronóstico de algunas mutaciones.
Su objetivo principal consiste en desentrañar los mecanismos genéticos y moleculares que originan y hacen progresar estos tumores, por qué unos enfermos evolucionan tan lentamente y otros de forma tan agresiva
Ahora, uno de sus próximos retos consiste en buscar nuevos fármacos dirigidos a estas alteraciones. Además, les interesa entender la función de algunos de estos genes alterados y saber cómo interaccionan entre sí y su papel en la evolución de la enfermedad.
Campo ha recordado que las neoplasias linfoides son un grupo de tumores muy heterogéneo con una gran variabilidad en su comportamiento biológico y en sus manifestaciones clínicas.
En concreto, desde el Idibaps se centran principalmente en el estudio de la leucemia linfática crónica, el linfoma de células del manto, el linfoma B difuso de célula grande, el linfoma folicular y los linfomas que aparecen en la edad pediátrica.
Su objetivo principal consiste en desentrañar los mecanismos genéticos y moleculares que originan y hacen progresar estos tumores, así como conocer sus características biológicas y anatomopatológicas para poder establecer un diagnóstico más preciso “y distinguir mejor unas entidades de las otras. Un aspecto que resulta muy importante, dado que estas enfermedades son muy heterogéneas desde el punto de vista clínico”, en palabras de Campo.
Este grupo, en colaboración con el que dirige Carlos López Otín en la Universidad de Oviedo, publicó en la revista Nature un artículo en el que se describían mutaciones en regiones no codificantes del genoma, a las que hasta entonces se había dado poca importancia. Actualmente se están realizando nuevos estudios con análisis genómicos y epigenéticos que pretenden analizar la implicación clínica de estas alteraciones.
Subgrupos y su pronóstico
Uno de los hallazgos que más inquietan a los investigadores es que hay algunos pacientes con linfoma de células del manto que progresan de forma lenta, mientras que otros lo hacen de manera muy rápida. “ Estamos intentando clarificar cuáles son las alteraciones moleculares detrás de esto y por qué unos enfermos evolucionan tan lentamente y otros de forma tan agresiva, cuando la alteración genética y la apariencia es relativamente similar”. La identificación de posibles marcadores pronósticos en esta patología sería de gran utilidad para definir qué pacientes requieren una acción terapéutica inmediata. “Distinguir estas entidades es crucial. Algunas de estas enfermedades se pueden curar, pero los tratamientos son a veces muy intensos y tienen un cierto peligro”, por lo que elegir bien a los candidatos en función de su pronóstico sería de gran utilidad.
Algo similar ocurre en la LLC, por lo que estos científicos están intentando entender qué papel desempeñan las alteraciones que han identificado y comprobar si serán de utilidad para predecir la evolución de la patología. “Queremos saber de qué forma estas alteraciones cambian a medida que la enfermedad progresa y cómo definen la evolución de estos enfermos. Nos interesa especialmente ver de qué manera las alteraciones genéticas y epigenéticas están relacionadas”. Este grupo trabaja con tecnologías de secuenciación de última generación con las que son capaces de secuenciar el genoma, el exoma y el transcriptoma de dichas neoplasias linfoides. Además, los investigadores complementan estos estudios con diferentes enfoques metodológicos que incluyen biochips de ADN y metilación, así como varios modelos de células biológicas y modelos animales. Posteriormente validan la relevancia funcional y clínica de las alteraciones somáticas halladas en una serie de pacientes.
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