Elegida la profesión, hubo que elegir especialidad: “Elegir Enfermedades Infecciosas fue la suma de una serie de factores. Me gustó la especialidad durante la carrera y fue una fortuna encontrar un hospital y un servicio en el que poder formarme con garantías”. Sus inicios en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, centro en el que ahora es jefe del Servicio de Infecciosas, fueron la semilla de una fructífera carrera que, según sus propias palabras, ha ido mucho mejor de lo esperado: “Concebí ser médico como una manera de ayudar a las personas a aliviar el sufrimiento físico y así imaginé que sería el ejercicio de la profesión. Las expectativas se han visto superadas con creces”.

En el fondo, el médico no es nada sin el paciente: “La relación con ellos es mucho más rica y gratificante de lo que había imaginado. Sigue siendo una fuente inagotable de satisfacción y realización profesional”. De hecho, Moreno vincula los mejores momentos a los propios pacientes: “Sin duda, el momento más dulce es uno de aquellos en los que una persona de la que has cuidado, o su familia, te hacen ver que has sido importante para ellos y en su vida”.

También hay malos momentos, claro, pero Moreno se queda con los buenos: “Siento que la vida ha sido generosa conmigo y no me ha hecho sufrir en exceso en mi vida profesional. No recuerdo momentos verdaderamente amargos. Pero, de nuevo, van unidos a experiencias con pacientes. La pérdida de algunos pacientes ha sido especialmente dolorosa”.

“Estoy orgulloso del SNS, pero tiene un peligro, los recortes, y una limitación, no cuidar la I+D”

La humildad asoma en sus palabras: “No tengo claro que vaya a ser recordado, porque tampoco he hecho méritos para ello. Quizá me puedan recordar un día aquellos de los que he cuidado más directamente o los compañeros con los que he compartido de modo próximo vida profesional. En ese caso, me sentiría bien si me recordaran como un médico que siempre puso empeño en hacer las cosas lo mejor que sabía e intentó transmitir interés y cariño”.

Ser humilde no quita para sacar pecho del trabajo realizado: “Estoy tremendamente orgulloso de nuestro sistema sanitario y de nuestro nivel en Medicina”. Dicho esto, no todo es color de rosa, claro: “Es preciso advertir un peligro y una limitación. Lo que se ha construido y mantenido durante mucho tiempo y esfuerzo puede verse amenazado por algunos factores, especialmente los recortes presupuestarios o el empeño de transformar el conjunto de la atención sanitaria en un negocio económicamente rentable. La limitación es que nuestro sistema no cuida ni potencia la investigación biosanitaria, un aspecto que sí nos diferencia negativamente de la mayoría de países con los que nos podamos comparar”.

Para terminar, un consejo para afrontar tanto las ventajas como las limitaciones: “Que no olviden que el enfermo, una persona que sufre, debe siempre ser el centro de nuestra atención y nuestra preocupación, y no puede ser sustituido por ningún otro objetivo”.

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